-Venía a comprar un cuadro para decorar mi despacho.
-Pase, por
favor, pero no se aproxime a mí porque estoy un poco enferma.-¿Qué tiene?
-Un catarro
-Me refiero a los cuadros.
-Aquí tengo los abstractos, aquí los paisajes y aquí los bodegones.
-¿Cuál es la diferencia?
-Unos son más figurativos que otros.
-¿Con cuál se quedaría usted?
-Yo ya tengo mi propio cuadro, con la tos, la fiebre y los mocos.
-No lo veo colgado en la pared.
-Claro que no. Es el cuadro que me ha diagnosticado mi médico.
-A mí me gustaría colgarlo.
-Hombre, no se ponga así. Él no tiene la culpa de que me haya puesto enferma.
-Me llevaré este, que parece estar hecho en tres dimensiones.
-Está hecho en tres dimensiones porque es un extintor. Y no está en venta.
-Pues este otro tan curioso, con esos numeritos y esos símbolos.
-Eso es el termostato del aire acondicionado. Y tampoco está en venta.
-En ese caso, me llevaré su cuadro de tos, fiebre y mocos.
-¿Y cómo va a hacer eso, si puede saberse?
-Voy a besarla a usted en la boca.
-Puede hacer lo que le plazca, pero le advierto que se llevará el cuadro en su cuerpo y tendrá usted que colgarse en la pared para poder verlo.
-No podré verlo si estoy colgado en la pared.
-Salvo que ponga un espejo en la pared de enfrente.
-Eso sí, pero entonces no podré atender mis asuntos.
-Podrá hacerlo, porque sus manos estarán libres, solo que estará usted colgado en la pared.
-No es mala idea, así me ahorro la mesa y la silla.
-Y el ir y venir.
-Quizá tenga una vida un poco estática.
-Puede ser, pero también muy sostenible.
-Eso dependerá del taco que use para colgarme de la pared. Yo creo que uno del 10 será lo suficientemente sostenible.
-Yo también. Béseme.