jueves, 20 de enero de 2011

Un irlandés

-Buenas tardes. ¿Qué desea?

-El libro de Conocimiento del Medio de 6º de primaria del colegio Calderón de la Barca, por favor.

-Tenga.

-Oiga, perdone pero creo que no me ha entendido.

-¿Por qué lo dice?

-Porque me ha puesto una ración de pulpo a la gallega.

-Claro, es que esto es una tasca especializada en tapas marineras.

-Coño, es verdad. Pues sí que voy despistado. Yo quería comprar el libro, unos lapiceros y plástico para forrar los libros.

-Forro y lapiceros sí que tengo. Y además de oferta.

-¿Forro y lapiceros en una tasca?

-Es que el forro lo sirvo con tomate y los lapiceros los hago a la plancha.

-Bueno, pues póngame una de cada y un chato de vino.

-No, vino, no tengo. Pero le puedo ofrecer un Diccionario de Español-Italiano, la Biblia contada a los niños o una edición conmemorativa de Orzowei.

-Ya entiendo, ¿y no tendrá por casualidad el libro de Conocimiento del Medio de 6º de Primaria?

-¿Para qué colegio?

-Ya se lo he dicho, para el Calderón de la Barca.

-No, para ese colegio no lo tengo.

-¿Pero tiene el libro o no lo tiene?

-Lo tengo.

-Entonces, ¿qué importa el colegio?

-El colegio es muy importante. Los niños que se crían en la calle tienen menos y peores oportunidades laborales que los que van al colegio.

-Ya, bueno, déme el libro, por favor.

-Tenga.

-Oiga, que esto es una banderilla de olivas y anchoas.

-Está usted muy equivocado.

-¿No es una banderilla de olivas y anchoas?

-No son anchoas. Son boquerones.

-Ya, pero yo le he pedido una ración de forro con tomate, unos lapiceros a la plancha y un chato de vino.

-Aquí sólo tenemos libros de texto y novelas de los principales autores europeos.

-Póngame algo fuerte. Lo que sea.

-¿Le gustan los irlandeses?

-No, el café a estas horas me quita el sueño.

1 comentario:

  1. De atar el camarero,
    y atarlo fuerte.
    Con permiso del cliente sardónico
    me 'ipsofacto' a forrar libros
    con banderillas.
    Es lo que más se lleva hoy. Una ganga

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