jueves, 30 de diciembre de 2010

Un sello

-Buenos días, ¿qué deseaba?
-Un sello de 55 céntimos, por favor.
-A ver, ¿le parece bien éste?
-Sí, con ése bastará.
-Le pasa un poco, es de 60 céntimos. ¿Le quito?
-¿Cómo dice?
-¿Que si le quito un poco para que se aproxime a los 55 céntimos?
-¿Y cómo demonios haría semejante cosa?
-Pues no sé... podría quitarle el adhesivo que lleva por detrás.
-Entonces no podría pegarlo en el sobre.
-Tiene razón. También podría quitarle esta parte de aquí.
-Oiga, que eso es la oreja izquierda del rey.
-Ah, coño, es verdad. Lo cierto es que nunca he sido muy monárquico.
-Ya se nota. Déjelo como está. Prefiero que me pase 5 céntimos a que me falte una oreja. Envúelvamelo para regalo, por favor.
-¿Perdón?
-Vamos. No tengo todo el día.
-¿Quiere que le envuelva el sello para regalo?
-Eso mismo.
-¿Y a quién cojones va a regalarle un sello de 60 céntimos, si puede saberse?
-Eso a usted no le importa. Y por favor quítele el precio.
-¿Cómo voy a quitarle el precio a un sello?
-Pues no sé, rascando con un cutter o quitándolo con celo, como suelen hacer ustedes, los dependientes.
-Por mucho celo que emplee, no podré hacerlo. Un sello sin precio pierde todo su valor. ¿No se da usted cuenta?
-¿Y con qué cara me presento yo en casa con un regalo que lleva puesto el precio?
-Tal vez debería pensar en otro regalo.
-No sé. Puede que tenga razón. ¿A usted se le ocurre algo?
-Yo hace rato que no paro de pensar en la pesadez que tiene que ser vivir con usted.
-Me refiero al regalo.
-Ah, pues, por ejemplo, mire, tenemos aquí papel timbrado del Estado.
-¿A cuánto sale?
-A tres céntimos el folio tamaño DIN A4.
-¿Me lo podría envolver para regalo?
-Por supuesto.
-¿Y podría quitarle el precio?
-Ah, no. Me temo que eso no podría hacerlo.
-Pues menuda solución.
-¿Y si le da usted el dinero y que se compre lo que quiera?
-Ni hablar.
-Es la solución más práctica.
-¿Y cómo le quito el precio a los billetes? 

3 comentarios:

  1. Esta mañana le he dicho a mi mujer que no me gustaba mucho una camisa porque la veia " muy recargada de cuadros ", y la tia va y me dice que coja una goma y borre unos cuantos.

    me he empezado a descojonar, y me ha dicho que si estaba pirado u qué.

    honores a tus piramientos..."maio"

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  2. Llego a este espacio de la mano de Oscar Castro.
    Leo un poco por encima y me siento obligado -bendita obligación- a leer más despacio. Saboreando el surrealismo que respiro. Que trasmites.
    Un abrazo

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  3. Cruce de nombres, quería decir Antón Castro.

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