miércoles, 15 de junio de 2011

Una pregunta

-He de hacerle algunas preguntas.
-Es que tengo mucha prisa.
-Será sólo un momento. ¿Nombre?
-¿Cómo voy a saber su nombre? Acabamos de conocernos.
-Me refiero al suyo.
-Ah, Abelardo
-¿Apellido?
-Apellido no. A-be-lar-do.
-¿Y sus apellidos?
-Gómez Bravo.
-¿Estado civil?
-Estado civil no. Gómez Bravo. ¿Está usted sorda?
-Me refiero a su estado.
-Ah, mi estado. Estoy de pie.
-Debe concretar, por favor.
-Bueno, ahora me apoyo muy suavemente contra el mostrador.
-¿Años?
-Estamos en 2011.
-Me refiero a los años que tiene.
-Mujer, tengo prisa pero sólo es cuestión de minutos, no de años.
-¿Lugar de nacimiento?
-Un paritorio.
-Ya, pero ¿dónde estaba el paritorio?
-Ah, perdone. No le había entendido. Estaba en un hospital.
-¿Peso?
-Buff, por lo menos pesaría 100.000 toneladas o así.
-¿Cómo dice?
-Imagínese, contando los cimientos, los ladrillos, las camas, los pacientes…
-Me refiero a usted.
-Ah, yo entonces pesaba 3 kilos y medio.
-¿Y ahora?
-Ahora ya vivo fuera del hospital. Sólo estuve allí un par de noches.
-¿Talla?
-De pantalón una 46 y de camisa una 42.
-Me refiero a su altura.
-Soy un gran profesional de la banca privada.
-Ya veo.  ¿Alguna enfermedad?
-No, la banca privada es un medio de ahorro y financiación. Y, en confianza, mucho mejor que las Cajas de Ahorro.
-¿Alergias conocidas?
-La alergia alimentaria, la alergia al polen y la alergia al polvo.
-¿Las padece usted?
-No, pero las conozco.
-Entiendo, ¿aficiones?
-Tanto como aficiones no diría yo. Simplemente he oído hablar de ellas. ¿Algo más?
-La última pregunta.
-Dígame.
-¿Sexo?

1 comentario:

  1. ¿Sexo?, pues lo normal, treinta veces por semana, pero no se lo diga a mi señora...

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