-Quiero unas gafas para ver de cerca.
-Soy Teniente de Caballería.
-Me refiero a su vista.
-Ah, perdone, 6 dioptrías en cada ojo.
-¿Cómo le gustaría que fuese la montura?
-Briosa y noble, que tenga nervio pero que se deje domar.
-No, yo me refería a que si quiere las gafas de metal o de pasta.
-De pasta.
-¿Alguna preferencia?
-Tortellini al pesto, por favor.
-No, yo me refería a la pasta de las gafas.
-¿Qué pretende? ¿Venderme unas gafas hechas de macarrones?
-Cuando digo pasta me refiero a plástico.
-No me gustan los macarrones de plástico.
-A mí tampoco. Yo me refería al plástico de las gafas.
-Si quisiera unas gafas de plástico habría ido a una juguetería.
-Pues vaya, pero allí se las venderán sin graduación.
-Le repito que soy Teniente de Caballería, ¿pretende degradarme?
-Me refiero a la graduación de sus ojos.
-Ah, eso es otra cosa.
-Por fin me entiende.
-Sí, el derecho es comandante y el izquierdo teniente coronel.