martes, 31 de enero de 2012

Un eufemismo

-¿Está Emilio? Soy Julia.
-Hola Julia. Emilio no está en casa.
-¿Ha salido?
-No. Si te parece se ha desintegrado molecularmente. Pues claro que ha salido. Si te digo que no está en casa es que ha salido, ¿no?
-Podría estar durmiendo la siesta o en el baño.
-Emilio no acostumbra a dormir la siesta fuera de casa. Ni tampoco suele cagar en la calle.
-Quiero decir, que tal vez estaba usando usted una frase hecha a modo de eufemismo.
-Eh, eh, sin insultar, que yo no te he dicho nada fuera de tono.
-Un eufemismo no es un insulto, señora.
-Eso habría que verlo. ¿Qué querías?
-Quería hablar con Emilio.
-Eso ya lo supongo, guapa, dado que lo estás llamado por teléfono. Si quisieras verlo o tocarlo tendrías que haber usado otro medio de comunicación. Me refiero a qué querías decirle.
-No pretenderá que le diga a usted lo que iba a decirle a su hijo, ¿verdad?
-¿Por qué no? El no está, pero yo sí.
-Ya, pero usted no es su hijo.
-Como si lo fuera. Hubo un tiempo en el que estábamos muy unidos.
-Sí, durante el embarazo, cuando estaban unidos por el cordón umbilical, pero eso no le da derecho a suplantarlo.
-No pretendo suplantar a nadie. Tan sólo estaba tratando de ser amable contigo.
-Yo creo que lo que estaba usted intentando es ser una cotilla.
-¿Es así como crees que vas a formar parte de esta familia, tía lista?
-No pretendo formar parte de ninguna familia, precisamente llamaba a su hijo para cortar con él.
-No te atrevas a hacer eso.
-Pues voy a hacerlo.
-Te lo prohíbo. Él te quiere de verdad. Eres la única mujer que le ha importado.
-No me haga reír, por favor, y dígale a Emilio que me llame cuando vuelva, ¿quiere?
-¿Quién le digo que eras?
-Soy la que hasta hoy era su novia.
-Ya pero recuérdame tu nombre. Llaman tantas chicas a esta casa…
-¿Sabe lo que es usted?
-Tú dirás.
-Una rencorosa.
-Ya estamos con los eufemismos.

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