miércoles, 11 de enero de 2012

Una inexistencia


-Hola, traigo estas flores para la paciente de la habitación 243.
-Lo siento pero no va a poder entregarlas.
-¿Ha muerto?
-No, es que esa habitación no existe.
-Ah, qué susto.
-¿Cómo se llama la paciente?
-No hay ningún nombre escrito, sólo la habitación.
-Tal vez se refiere a la 234, que sí existe.
-¿Las entrego en esa habitación?
-El problema es que esa habitación está vacía.
-No lo entiendo.
-Cuando un paciente se cura lo mandamos a casa y la habitación se queda vacía. No es tan difícil de entender.
-Me refiero a que no entiendo por qué alguien enviaría flores a una habitación vacía.
-Quien las envió lo hizo pensando en que la habitación estaría ocupada.
-¿Cómo va a estar ocupada una habitación que no existe?
-No creo que quien mandó las flores supiera cuántas habitaciones hay en este hospital.
-Quizá trabaje aquí.
-En ese caso, ¿para qué enviar las flores a esa habitación inexistente?
-Tal vez para llamar la atención.
-¿Llamar la atención de quién?
-Pues no sé, supongo que de alguien que no exista.
-¿Quién querría llamar la atención de alguien que no existe?
-Pues no sé, quizá alguien que tampoco exista…
-Como yo.
-O yo.
-…
-…

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