-Lo siento. Ya me iba.
-Es que he sufrido un accidente.
-Que le atienda otro médico. Me están esperando.
-No hay ningún otro médico en la consulta.
-Está bien. ¿Qué le ha pasado?
-La rama de un árbol me ha golpeado en la cara y he perdido un ojo.
-Pero le queda el otro, ¿no?
-¿El otro? Sí, claro.
-Bueno, entonces la cosa no es tan grave.
-¿Cómo que no? He perdido un ojo, doctor.
-Bueno, yo ayer perdí las llaves del coche y no pasó nada porque mi mujer tiene otro juego. Lo mismo pasa con sus ojos.
-No puede ser lo mismo.
-¿Por qué se cree usted que tenemos dos ojos? A ver.
-Pues para tener visión en estereo o algo así.
-Sí, como los aparatos de música, ¿o qué? No me haga reír.
-¿Entonces?
-Tenemos un ojo dominante y otro de repuesto. A usted se le ha caído el dominante, así que ahora el de repuesto ocupará su lugar. Buenas noches.
-Pero es que la rama me ha herido en el pecho, mire.
-A ver. Sí, se le ha clavado en un pulmón.
-¿Y es grave?
-Nada, no se preocupe. ¿Para qué cree que tenemos dos pulmones?
-No sé.
-¿No creerá que es para respirar en estereo, verdad?
-No, ya, pero es que me duele.
-Desinféctese la herida y mañana estará como nuevo.
-¿No debería desinfectarme también la cuenca ocular?
-Sí, y si quiere le desinfecto también la cuenca del río Júcar. ¿No le he dicho que tenía prisa? Pues deje ya de tocar los cojones.
-Me sorprende usted, doctor. No se comporta como un verdadero médico.
-Quizá influya algo el hecho de que soy el vigilante nocturno.
-Ah, perdone. Le había confundido con el doctor.
-¿No ha visto mi uniforme?
-No. Es que desgraciadamente he perdido mucha vista.
Joaquín, aplaudo en estéreo con ambas manos el buen ojo clínico del vigilante nocturno. Enhorabuena una vez más por tus piramientos. Un abrazo
ResponderEliminarYo tengo dos riñones pero meo en mono, no en estéreo.
ResponderEliminarLuis