martes, 27 de septiembre de 2011

Una anestesia

-La intervención quirúrgica será con anestesia provincial en el hospital local.

-¿No será al revés?

-No, no. La anestesia siempre tiene que ponerse antes de la operación. Si no duele una barbaridad. Créame.

-Me refiero a que lo que es local es la anestesia.

-Sí, no se preocupe. El anestesista vive muy cerca de aquí. Será totalmente local.

-No me entiende. Yo estoy hablando de la anestesia que van a aplicarme, no del origen del anestesista.

-Bueno, a decir verdad, el anestesista es de un pueblo de la provincia, así que la anestesia será provincial después de todo.

-¿Cómo?

-A no ser que venga un suplente que tenemos de Ciudad Real, claro, en cuyo caso sería anestesia regional.

-¿Pero cómo van a ponerme una anestesia regional?

-¿Qué pasa? ¿Qué la prefiere internacional? No sabe que el sistema nacional de la salud está en crisis y hay que ahorrar.

-Sí, claro.

-Pues confórmese con una anestesia regional y no pida imposibles.

-No, si yo me conformo con una anestesia local.

-Pues ahora no me sale de los cojones darle una anestesia local, ahora se la voy a poner comarcal.

-¿Y por qué vía me la va a poner, si puede saberse?

-Para anestesias comarcales es mejor usar la autovía o, si está muy saturada, la autopista.

-¿Qué?

-Si no se hacen muchos kilómetros.

-Ah.

martes, 20 de septiembre de 2011

Una suela

-Venía a cambiarle las suelas a estos zapatos.
-Muy bien. Tendrá que dejármelos un par de días.
-Aquí los tiene. Ya pasaré a recogerlos.
-Oiga, perdone, no se marche.
-¿Qué pasa?
-Es que hay un señor en estos zapatos.
-Lo sé. Es mi suegro. ¿Qué pasa?
-Mujer, pues que el señor tendrá que llevárselo.
-No puedo hacer eso
-¿Cómo que no?
-Les tiene mucho apego a sus zapatos. No quiere separarse de ellos.
-Ya, pero escuche...
-No se preocupe, no le ocasionará ninguna molestia.
-No es eso, señora. Es que no puedo quedármelo.
-Viene desayunado y lleva pañales. Apenas notará su presencia.
-Esto es una zapatería. No una residencia de ancianos.
-Ya lo sé. ¿Tiene una tele?
-Pues sí.
-Póngale la telenovela de por las tardes y ni se enterará de que está aquí.
-¿Cómo voy a hacer eso?
-Sólo tiene que conectarla a la corriente y darle al botón de encendido. ¿No sabe cómo funciona una tele?
-No me refería a eso, sino a que no puedo quedarme con su suegro.
-¿Sabe usted cambiar las suelas de los zapatos: sí o no?
-Sí
-Pues hágalo. Y de vez en cuando acaríciele la mano y dígale que le quiere.
-Pero es que, señora, yo a este señor no lo quiero.
-Yo tampoco, buenos días.

martes, 13 de septiembre de 2011

Una paz

-Buenos días, quisiera leer algo de literatura rusa. ¿Tiene Guerra y Paz?
-Pues sí, ya que me pregunta, tengo un poco de las dos cosas.
-¿Cómo dice?
-Guerra por parte de mis hermanos y Paz por parte de mi madre.
-Yo me refería al libro.
-¿A qué libro?
-Al de Tolstoi. ¿No es esto acaso la Librería Rusa?
-Claro, perdone. No le había entendido.
-¿Y Los Hermanos Karamazov?
-Mis hermanos tienen más bien la cara de acelga. Son unos impresentables, ya me entiende.
-Estoy hablando del libro de Dostoyevski.
-Claro, perdone. Creo que no lo tengo.
-¿Y La Madre?
-Está en casa preparando la comida.
-Me refiero a La Madre de Gorki.
-No creo que esté viva.
-No hablaba de su madre sino de su novela.
-Yo no he escrito ninguna novela. Me dedico exclusivamente a la venta de libros.
-Pues haga el favor de venderme uno.
-¿Cuál quiere?
-Uno de Dostoyevski.
-¿El Idiota?
-Oígame, señor mío. No le consiento que insulte a uno de los más importantes escritores del siglo XIX.
-No hablaba de Dostoyevski sino de su novela.
-Yo no he escrito ninguna novela. Me dedico exclusivamente a la compra de libros.
-Comprendo. ¿Qué prefiere Guerra y Paz o Crimen y Castigo?
-Qué decisión más difícil… ¿No podría elegir Crimen y Paz?
-Se está vendiendo mucho mejor Guerra y Crimen.
-De acuerdo, me lo llevo.
-¿Se lo envuelvo para regalo?
-No, que me lo voy a ir comiendo de camino a casa.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Un desplazamiento

-Ya están los resultados de la artroscopia.
-¿Qué tengo, doctor?
-Tiene usted la rótula muy desplazada.
-Ya, seguro que me la dejé en la playa.
-¿Cómo dice?
-Acabo de venir de vacaciones. Seguro que me la he dejado allí.
-No la tiene desplazada tan lejos, no se preocupe.
-Entonces en el pueblo.
-¿Cómo que en el pueblo?
-Pasé por el pueblo antes de volver. Eran las fiestas. Seguro que se quedó allí.
-Que no, que no…
-Que sí, que sí, que bailé mucho.
-No, perdone que me ría, pero su rótula está mucho más cerca.
-Entonces en el parque.
-¿En qué parque?
-En el de mi barrio. Estuve ayer con el chico en los columpios. Se me debió de caer por el tobogán.
-No siga diciendo tonterías, se lo ruego, señora. Su rótula no ha salido de su cuerpo.
-Entonces se me habrá pasado a la otra pierna.
-¿Cómo va a hacer semejante cosa?
-Pues pasando por aquí, por la entrepierna.
-Lo habría notado.
-No se crea, doctor. Pasan tantas cosas por mi entrepierna…
-¿No me diga?
-Doctor, por favor.
-Perdone pero no puede tener las dos rótulas en la misma rodilla.
-¿Por qué no? Lo mismo la rótula desplazada ha empujado a la otra hacia abajo, hacia el tobillo o hacia arriba, hacia el culo.
-Lo habría notado.
-No se crea, doctor. Pasan tantas cosas por mi culo…
-¿Sí?
-Doctor, se está poniendo usted amarillo.
-Glups.
 -Y ahora verde, ¿se encuentra mal?
-No sé. Pasan tantas cosas por mi cabeza…