miércoles, 28 de diciembre de 2011

Una pasta

-Quiero unas gafas para ver de cerca.
-¿Cuál es su graduación?
-Soy Teniente de Caballería.
-Me refiero a su vista.
-Ah, perdone, 6 dioptrías en cada ojo.
-¿Cómo le gustaría que fuese la montura?
-Briosa y noble, que tenga nervio pero que se deje domar.
-No, yo me refería a que si quiere las gafas de metal o de pasta.
-De pasta.
-¿Alguna preferencia?
-Tortellini al pesto, por favor.
-No, yo me refería a la pasta de las gafas.
-¿Qué pretende? ¿Venderme unas gafas hechas de macarrones?
-Cuando digo pasta me refiero a plástico.
-No me gustan los macarrones de plástico.
-A mí tampoco. Yo me refería al plástico de las gafas.
-Si quisiera unas gafas de plástico habría ido a una juguetería.
-Pues vaya, pero allí se las venderán sin graduación.
-Le repito que soy Teniente de Caballería, ¿pretende degradarme?
-Me refiero a la graduación de sus ojos.
-Ah, eso es otra cosa.
-Por fin me entiende.
-Sí, el derecho es comandante y el izquierdo teniente coronel.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Un cuchillo

-Buenos días. Venía a ver al doctor.
-Muy bien. ¿Tenía hora?
-Sí, hace un rato eran las once menos veinte.
-¿Y ahora?
-Ahora no lo sé. Me he dejado el reloj en casa.
-¿Entonces ya no tiene hora?
-Pues no.
-En ese caso el doctor no va a poder atenderlo.
-Pues es una pena porque le traía un paquete de El Corte Inglés.
-¿Qué forma tiene?
-Aquí está. Juzgue usted misma.
-Parece una guitarra.
-O un jamón.
-¿Puedo cogerlo?
-Adelante
-No es una guitarra.
-¿Cómo lo sabe?
-Porque no tiene agujero en la caja.
-Muy perspicaz. Además huele a jamón que mata.
-Yo jamás me he fiado del olfato.
-Yo tampoco, pero ¿qué otra cosa puede ser?
-Pues no sé… una mandolina, un violín…
-O una paletilla. Lo digo por el olor a jamón.
-Y dale con el olor.
-¿Quiere que lo abramos?
-No podemos hacer eso. Va dirigido al doctor Ruiz Figueroa. Y ni usted ni yo somos doctores.
-Bueno, no se crea, yo soy doctor en geografía política.
-¿No me diga?
-Así es.
-¿Y qué hace repartiendo mandolinas?
-La geografía política está muy mal.
-Ya lo sé. Fíjese en Oriente Próximo.
-Sí, o el conflicto de Cachemira.
-También.
-En fin, se me está haciendo tarde. Tengo que irme.
-Qué lástima. Ahora que empezábamos a entendernos.
-Ya, pero es que deben de ser más de las doce.
-Veo que vuelve a tener hora.
-Eso parece.
-Entonces pase a la sala de espera un momento. El doctor saldrá enseguida.
-Dígale que traiga algo para saborear el regalo.
-Sí, pero qué le digo: ¿el arco de un violín o la púa de una mandolina?
-Un cuchillo jamonero bastará.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Una galleta

-Me da dos galletas, por favor.
-Si quiere que le atice tendrá que insultarme primero.
-Cabrón, hijoputa.
-Tenga y tenga.
-Jodo, qué par de bofetones.
-¿Desea algo más?
-Quería también un bollo.
-Espere que voy por el mazo.
-Muy bien.
-Ya estoy aquí. Tenga.
-Jodo, qué hematoma.
-Es que le he dado en toda la cabeza.
-Ya, ya.
-¿Alguna otra cosa?
-¿Le quedan mantecados?
-Mantecados no tengo, pero me quedan tortas.
-De acuerdo.
-¿Cuántas quiere?
-Con media docena tendré bastante.
-Pues tenga, tenga, tenga, tenga, tenga y tenga.
-Jodo, me da vueltas la tienda.
-No me extraña. Le he dado con todas mis fuerzas.
-Así es.
-¿Alguna otra cosa?
-Pues no sé…
-Venga, que tengo más clientes esperando.
-Es que necesito un litro de sangría pero no me atrevo a pedírsela.