miércoles, 21 de diciembre de 2011

Un cuchillo

-Buenos días. Venía a ver al doctor.
-Muy bien. ¿Tenía hora?
-Sí, hace un rato eran las once menos veinte.
-¿Y ahora?
-Ahora no lo sé. Me he dejado el reloj en casa.
-¿Entonces ya no tiene hora?
-Pues no.
-En ese caso el doctor no va a poder atenderlo.
-Pues es una pena porque le traía un paquete de El Corte Inglés.
-¿Qué forma tiene?
-Aquí está. Juzgue usted misma.
-Parece una guitarra.
-O un jamón.
-¿Puedo cogerlo?
-Adelante
-No es una guitarra.
-¿Cómo lo sabe?
-Porque no tiene agujero en la caja.
-Muy perspicaz. Además huele a jamón que mata.
-Yo jamás me he fiado del olfato.
-Yo tampoco, pero ¿qué otra cosa puede ser?
-Pues no sé… una mandolina, un violín…
-O una paletilla. Lo digo por el olor a jamón.
-Y dale con el olor.
-¿Quiere que lo abramos?
-No podemos hacer eso. Va dirigido al doctor Ruiz Figueroa. Y ni usted ni yo somos doctores.
-Bueno, no se crea, yo soy doctor en geografía política.
-¿No me diga?
-Así es.
-¿Y qué hace repartiendo mandolinas?
-La geografía política está muy mal.
-Ya lo sé. Fíjese en Oriente Próximo.
-Sí, o el conflicto de Cachemira.
-También.
-En fin, se me está haciendo tarde. Tengo que irme.
-Qué lástima. Ahora que empezábamos a entendernos.
-Ya, pero es que deben de ser más de las doce.
-Veo que vuelve a tener hora.
-Eso parece.
-Entonces pase a la sala de espera un momento. El doctor saldrá enseguida.
-Dígale que traiga algo para saborear el regalo.
-Sí, pero qué le digo: ¿el arco de un violín o la púa de una mandolina?
-Un cuchillo jamonero bastará.

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