miércoles, 16 de noviembre de 2011

Un motivo

-Si alguien tiene un motivo para que este matrimonio no se consume, que hable ahora o calle para siempre.
-Yo tengo un motivo.
-Dígalo.
-Están todos ustedes boca abajo.
-Ya. ¿Ha probado a seguir la ceremonia sin hacer el pino?
-No.
-Pues pruebe.
-Coño, es verdad. Ahora ya están al derecho.
-Prosigamos entonces.
-Es que tengo otro motivo.
-Dígalo.
-Que se acaban de desintegrar ustedes en el vacío cósmico.
-No nos hemos desintegrado en ningún vacío. Lo que ha pasado es que ha cerrado usted los ojos. Ábralos.
-Vale, pero tengo otro motivo.
-A ver.
-Que, esto, que la novia no va vestida de blanco sino de verde y oro, como si fuera un torero.
-¿Pero qué dice? El que va vestido de verde y oro soy yo. Es mi sotana nueva.
-Ah, es verdad, perdone.
-Prosigamos entonces.
-Es que tengo otro motivo.
-Dios mío, qué cruz. ¿Qué pasa ahora?
-Que el novio lleva peineta.
-La que lleva peineta es la madre del novio, que está aquí en su papel de madrina. ¿Está claro?
-Ah, sí. Me he confundido, pero tengo otro motivo.
-Diga.
-Que hay un gimnasta del equipo olímpico detrás de usted.
-No es un gimnasta. ¿Es que no lo reconoce?
-Perdone. Me había parecido un ejercicio de anillas.
-Esto es increíble. ¿Quiere decirme por favor qué demonios le sucede? ¿Por qué no quiere que se celebre esta boda?
-No puedo permitir que el gran amor de mi vida sea de otra persona.
-¿No le parece un poco tarde para decir eso?
-Son las doce menos cuarto, no es tan tarde.
-Quiero decir que tendría que haber luchado por la novia mucho antes.
-A mí la novia me importa un pito.
-Entonces, ¿el gran amor de su vida es el novio aquí presente?
-No, yo al que quiero es al señor que hay al otro lado de la novia.
-¿Se refiere al padrino?
-Questo è quello che volevo dire, il Padrino.

1 comentario:

  1. Insuperable! Hasta mañana. Cualquier día me pondría hacer una clasificación de cuáles me resultan más divertidos, pero seguro que tendría tantas dudas que no acabaría nunca.
    Este leído a primera hora de la mañana, sin que el cotidiano me haya disturbado, me ha hecho sonreir en una mañana que la puta prima, la de riesgo, está a 500.

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