miércoles, 5 de octubre de 2011

Una pesadilla

-Buenos días, me pone doscientos gramos de mortadela, por favor…
-¡Cómo no! ¿La quiere con olivas o sin olivas?
-Pues no sé… ¿Cuál es la diferencia?
-Buff… no sabría decirle.
-En ese caso, póngame mejor jamón.
-¿Serrano o dulce?
-Ya estamos… No sé.
-Yo menos.
-Venga, pues póngame queso.
-¿Curado o tierno?
-Ni una cosa ni otra. Esto no tiene nombre.
-¿Semicurado?
-Impertinente.
-Contiene la m, tienda de salazones y embutidos.
-Ultramarinos.
-Correcto. Con la t, cliente indeciso.
-Tocapelotas.
-Correcto también. Le felicito.
-Gracias. Póngame entonces un poco de paté.
-¿A la pimienta o a las finas hierbas?
-Otra vez… ¿No tiene algún producto sin subclasificaciones?
-A ver, déjeme pensar…
-Algo que se venda tal cual.
-Ya lo tengo, la cabeza de jabalí. Sólo la fabrican de una clase.
-¿Lo dice en serio?
-No me gusta bromear cuando hablo de la cabeza de jabalí.
-En ese caso, póngame cuatrocientos gramos.
-¿Se la corto gruesa o fina?
-Esto es una pesadilla.
-Con la v, márchese de aquí de una vez.
-Váyase a tomar por el culo.
-Correcto. Ha ganado el primer premio.
-¿Qué suerte! ¿Y en qué consiste?
-Es una caja de vino tinto.
-Pero tengo una duda…
-Dígame.
-¿Es Merlot o Cabernet Sauvignon?

2 comentarios:

  1. Realmente es una pesadilla, la indecisión. Encerrado su concepto en este relato hace gracia y mucha.

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  2. Sí, la indecisión, la balanza, el sí y el no, el uno y el otro......

    Joaquín, como siempre genial, gracias, un saludo.

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