miércoles, 11 de abril de 2012

Una cama

-Venía a ingresarme.
-¿Cómo dice?
-Estoy enfermo y quiero que me den una cama.
-Ya, pero es que ha entrado usted en una tienda de muebles.
-¿Y dónde quiere que vaya a buscar una cama? ¿A la frutería de aquí al lado?
-De acuerdo. ¿Qué le parece ésta?
-No sé, bien. Ingréseme en una que esté libre.
-Todas están libres.
-Jamás había visto un hospital con todas sus camas libres.
-Le repito que esto es una tienda de muebles.
-Y yo le repito que necesito una cama. Ésta servirá. ¿Dónde está el armario para dejar mis cosas?
-Los armarios los tenemos en la planta baja.
-¿No los ponen junto a las camas?
-No.
-Qué incómodo.
-¿Dónde le llevamos la cama?
-Pues no sé, a la sala de rayos equis, a ecografías, al quirófano…
-Me refiero a su domicilio.
-¿Van a llevar la cama hasta mi casa?
-Siempre lo hacemos así.
-Pero mi casa no es un hospital.
-Ni esto tampoco. ¿Prefiere que la cama sea de matrimonio?
-¿Qué pretende? ¿Meter a otro enfermo en la misma cama que yo?
-Tan sólo me preguntaba si dormía usted solo o con su mujer.
-Mi mujer no está enferma. No necesita ser hospitalizada.
-Usted sí, pero no en esta planta.
-¿En cuál entonces? ¿En la planta baja junto con los armarios?
-Preferiblemente dentro de uno de ellos y bien cerrado con llave, sí.

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